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Aposté todo y la vida me sorprendió

  • Foto del escritor: Ivan Gabriel Keclach
    Ivan Gabriel Keclach
  • 19 ene
  • 1 Min. de lectura

Hace un tiempo tomé una decisión arriesgada: ganar menos para invertir en mi empresa, pagar sueldos y crecer con mi equipo. Era un salto al vacío. Pero lo que pasó después superó cualquier expectativa.



Hoy trabajamos con empresas enormes de Argentina, Latinoamérica y hasta del mundo: Estados Unidos, Israel... ¡Nos buscan desde todos lados! Estamos logrando objetivos que antes parecían imposibles, y lo hacemos sin perder la calidad de vida. Si queremos un día libre, lo tomamos. Trabajamos mucho porque nos apasiona, pero no somos esclavos del laburo.



Y lo más importante: somos amigos. Compartimos viajes, experiencias y más de la mitad de nuestra vida. No somos "una empresa que dice ser familia". Somos familia de verdad. Nos cuidamos y queremos que a todos nos vaya bien, en lo personal y en lo profesional. Eso no se finge, y se nota en cada cosa que hacemos.

Visita a las oficinas de Google - Buenos Aires
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Y LinkedIn nos dio oportunidades increíbles. Por ejemplo, nos invitaron a un evento exclusivo en las oficinas de Google como "expertos en inteligencia artificial". Ni nosotros lo podíamos creer. No nos consideramos expertos, pero mostrar lo que sabemos en esta red hizo que alguien pensara que sí lo somos. Y ahí estábamos, en un evento exclusivo para 50 personas, aprendiendo sobre Gemini, la nueva IA de Google.



Si me preguntás si valió la pena el riesgo, la respuesta es: mil veces sí. 



Porque hoy hacemos lo que nos gusta, con gente que queremos, creciendo cada día y logrando cosas que ni soñábamos.



Arriesgarse da miedo, pero si no lo hacés, nunca sabés lo que puede pasar.



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