Mi error más grande en LinkedIn y lo que aprendí de él
- Ivan Gabriel Keclach

- 19 ene.
- 3 Min. de lectura
LinkedIn es una herramienta increíblemente poderosa, pero como cualquier herramienta, su efectividad depende de cómo la uses. Cuando empecé a construir mi red, cometí un error que, en su momento, no parecía grave, pero con el tiempo me costó horas de trabajo y frustración. Este es el relato de cómo aprendí, a la fuerza, que más contactos no siempre significa mejores resultados.

El Error: Conectar Sin Estrategia
En mis primeros meses usando LinkedIn de manera activa, mi objetivo era claro: crecer mi red. Tenía la idea equivocada de que cuantos más contactos tuviera, mayores serían las oportunidades.
Así que comencé a enviar y aceptar invitaciones a diestra y siniestra. CEOs, estudiantes, profesionales de sectores completamente alejados de mi mercado, incluso personas con perfiles poco activos o irrelevantes. Si aparecían en mi radar, les daba “Conectar” sin pensarlo demasiado.
¿El resultado? Mi red creció rápidamente, pero no de la forma en que necesitaba.
El Impacto: Una Red Inservible
Al principio, todo parecía bien. Mi número de conexiones aumentaba y mi perfil empezaba a verse más "grande". Pero cuando llegó el momento de prospectar clientes, me encontré con un problema enorme:
Mi feed estaba lleno de contenido que no me aportaba valor.
Mis publicaciones no llegaban al público que realmente quería impactar.
Los contactos relevantes, esos que podían convertirse en clientes, se perdían en un mar de conexiones irrelevantes.
LinkedIn, en lugar de ser una herramienta de negocios, se había convertido en un espacio desordenado. Para colmo, mis mensajes y esfuerzos de prospección no generaban respuestas, porque mi red no estaba alineada con mi público objetivo.
La Solución: Un Reseteo Manual
Después de varios intentos fallidos de trabajar con esta red desordenada, tomé una decisión drástica: empezar a eliminar contactos. Sí, manualmente.
Decidí priorizar la calidad sobre la cantidad y enfoqué mis esfuerzos en construir una red más relevante. El proceso fue lento, pero lo hice en tres pasos:
1. Definir Mi Cliente Ideal
Primero, volví a lo básico: ¿a quién quería llegar? Identifiqué mi público ideal (emprendedores, fundadores y empresas B2B que necesitaban ayuda con su presencia en LinkedIn) y lo usé como filtro.
2. Analizar Mi Red
Revisé mi lista de contactos uno por uno. Si alguien no encajaba en mi estrategia o no aportaba valor, los eliminaba. Fue tedioso, pero necesario.
3. Reconstruir con Intención
Una vez que limpié mi red, comencé a conectar de manera más estratégica. Usé Sales Navigator para segmentar y busqué personas que realmente tuvieran el perfil de cliente ideal.
El Aprendizaje: Calidad Sobre Cantidad
El proceso fue agotador, pero me dejó una lección clara: en LinkedIn, una red relevante vale más que una red grande.
Estos son los puntos clave que aprendí:
Conectar con Intención: Antes de enviar o aceptar una solicitud, me pregunto: ¿esta persona encaja en mi objetivo profesional?
Construir Relación Antes de Vender: Conectar no es suficiente; el verdadero valor está en interactuar y generar confianza.
No Tener Miedo de Limpiar: Una red desordenada no ayuda a nadie. Si algo no funciona, hay que corregirlo.
El Resultado: Una Red Potente y Eficiente
Hoy, mi red es mucho más infinitamente más efectiva. Mis publicaciones llegan a las personas correctas, y mis esfuerzos de prospección generan mejores resultados. Ahora sé que en LinkedIn no se trata de sumar por sumar, sino de sumar con propósito.
Si estás empezando o ya te encontrás con una red desordenada, mi consejo es simple: priorizá la calidad. Porque al final del día, las oportunidades no vienen de cuántas personas te siguen, sino de cuántas realmente se benefician de lo que ofrecés.



Comentarios