Northbeach: ¿La nueva costa para la clase media?
- Ivan Gabriel Keclach

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El fin de semana pasado estuve en Costa Esmeralda. Y más allá de lo espectacular del lugar, salí con una sensación clara: es un destino pensado para pocos. Un barrio cerrado de más de 1.000 hectáreas, desarrollado por el Grupo Eidico, con cancha de golf, polo, lagunas, club house, acceso propio a la playa y un nivel de infraestructura digno de cualquier country del norte bonaerense, pero frente al mar.
Está a 11 kilómetros del centro de Pinamar, unos 10 minutos en auto, sobre la Ruta 11, y funciona casi como una ciudad privada.
Terrenos de USD 100.000 a 250.000, casas que superan los USD 500.000, autos de alta gama y una estética cuidada al milímetro. Todo impecable. Todo perfecto.
Pero también lejos de la clase media.
Costa Esmeralda: la costa privada de la clase alta
En Costa Esmeralda, el lujo no se grita: se respira. Cada casa parece competir por ser la más armónica con el entorno, pero también la más imponente. Los terrenos son grandes (de 800 a 1.300 m²) y cada propietario construye su propio proyecto, con pileta, parrilla y vista al bosque o al golf.
Es un modelo que combina exclusividad, seguridad y estatus.
Y ahí está el punto: Costa Esmeralda representa la costa de la clase alta argentina, la que puede sostener una casa de verano con mantenimiento permanente, la que llega con su camioneta cargada, con el perro, las bicis y los nenes, y se queda toda la temporada. Es un club, más que un balneario.

Northbeach es la costa aspiracional, accesible y planificada
A unos pocos kilómetros de ahí, exactamente 4 km al norte de La Frontera de Pinamar, aparece Northbeach, un desarrollo completamente distinto, aunque comparta el paisaje y el deseo de vivir frente al mar.
Este proyecto se construye en lotes, sino en condominios de departamentos. Uno, dos o tres ambientes. Más compactos, más prácticos y mucho más accesibles que una casa en Costa Esmeralda.
Un modelo pensado para la clase media alta aspiracional: quienes todavía sueñan con tener su lugar frente al mar, pero sin hipotecar toda su vida en el intento.
En Northbeach el mar está literalmente enfrente. Tiene playa privada, piletas, canchas, gimnasio, golf de 9 hoyos y un entorno cuidado.
La diferencia es que no necesitás construir una casa ni pagar expensas de un terreno de 1.000 metros. Comprás un departamento listo, mantenido, funcional. El resultado es otro tipo de veraneo al ser más práctico, más compacto, más compartido. Un formato de vida costera que democratiza el acceso a la idea del mar propio.
Dos costas, dos Argentinas
Entre Costa Esmeralda y Northbeach hay sólo siete kilómetros de distancia, pero un abismo social.
En la primera, el mar es escenario de exclusividad; en la segunda, de oportunidad.
Una simboliza la Argentina de la abundancia, la que todavía puede elegir cómo, dónde y con quién vivir.
La otra representa la que busca sostener su lugar, que todavía apuesta al esfuerzo y al ahorro, y que necesita un formato de vida posible dentro de lo aspiracional.
Y ahí aparece el punto interesante. Northbeach no es low cost, pero sí low entry. No rompe con la lógica del privilegio, pero la suaviza.
Ofrece pertenecer a ese mismo imaginario de bienestar y naturaleza, pero con otro ticket, otro tamaño y otra escala.
Es, en definitiva, la nueva costa de la clase media argentina, esa que resiste, que se adapta y que todavía sueña con escuchar el mar desde su balcón.



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